Opinión

¿En qué se parecen Aleida, Carolina Sanín y Álvaro Uribe?

Parte I

V. , el caricaturista.

Alguna vez dije que no iba a volver a pelear virtualmente con escritores, columnistas, artistas o esa particular especie llamada “líderes de opinión”. Primero porque las horas que dura una pelea estarían mejor invertidas en leer portales de reciclaje de contenidos como Buzzfeed o Las dos orillas o de noticias humorísticas como Actualidad Panamericana o Actualidad RT. Segundo, porque una vez conocí en persona a alguien con quien había tenido una pelea Internet y, aunque él siguió bravo conmigo, me pareció más buena gente en carne y hueso que en la red.

Prefiero no nombrar a ese prestigioso caricaturista ni a su alter-ego femenino, pero menciono la anécdota. Yo acompañaba a Z. a pasear su perro M. en un parque por la setenta y pico cuando nos cruzamos con un hombre de gafas y cabello crespo que paseaba también un perro. “Hola V.” dijo Z “este es mi amigo R.A.”

V. se mostró sorprendido. “¿Usted es el hijo de R.A.?. En una época su papá y yo fuimos profesores en el colegio S.B.”

En fin, creo que dijo “Colegio S.B.”, puede que me equivoque de Libertador. Le dije a V. que no tenía noticias de R.A. padre.

“Pero a ti sí te conozco, discutimos muchas veces por internet hasta que me bloqueaste”.

V., que recordaba su tiempo de profesor de dibujo, dijo que no recordaba, que él bloqueaba sólo a quienes lo insultaban (yo no lo había hecho), pero que todo bien. Desde entonces, cada mañana lo primero que hago después de una noche insomne en la que pienso si V. me ha desbloqueado es consultar mi perfil en Facebook y mi cuenta de Twitter y mi Google Plus y mi Hi5 y mi Linkdn y mi Instagram y mi Flickr y mi Latinchat pero nada, el bloqueo continúa.

Y lloro de veinte a venticinco minutos y mis lágrimas caen en el café humeante que empaña el vidrio nostálgico de la ventana.

Snif.

Pero todo eso pertenece al pasado.

Parte II

¿En qué se parecen Aleida, Carolina Sanín y Álvaro Uribe?

Hace unos días, Carolina Sanín publicó lo siguiente en su muro de Facebook :

caritosanin

Con lo que dice, como con cualquier estado, trino o foto de un helado en Instagram, se puede o no estar de acuerdo. Es más, a partir de él se puede escribir una disertación sobre el papel del traductor, o un debate (abuso aquí de la palabreja pero de eso se trata, de debatir).

Admitamos que es cuestión de estilo, o sello del autor, pero cuando uno es arrogante al escribir debe tener cuidado con lo que escribe. Más fácil se le perdona un descuido a alguien que escribe tranquilamente que a quien escribe con una piedra en la mano (y la otra en el teclado). Esto no es una invitación a escribir tranquilo, sino a asumir las consecuencias. La última frase es arrogante y ya que el post hablaba de formas más que de fondo, quienes lo leyéramos estábamos autorizados a criticar la forma. Ya que señalaba “errores”, invitaba a señalar los errores que contenía.

Y hay uno enorme, porque Sanín sale a pelear contra el inepto o inepta que osó conservar el gerundio “Esperando” al traducir del inglés el título de la obra de Beckett.

Sólo que la lengua original de la obra no es el inglés, sino el francés, y así se lo hicimos notar numerosos internautas/lectores/amigosFacebook/followers. Si Beckett había escogido ponerle a su obra un título empezando en gerundio, lo que en francés es tan inusual como en español, lo lógico era traducirlo igual, de manera inusual, original, pero respetuosa. Siempre se ha admitido que la traducción no se hace “palabra por palabra” como Sanín parece sugerirlo, y que esa es la razón por la cual existen traductores literarios y no confíamos las novelas a las herramientas lingüisticas.

De todas maneras, Sanín no tenía ninguna obligación de saber que Becket, como Ionesco o Kundera, abandonó su idioma original luego de vivir años en París. Nadie puede saberlo todo. Y a pesar de que el tono de su post era de sabelotodo, nadie iba a pelearle por eso.

Pero en los muros/timelines/foros de los autores, se mezclan el culto al ego que es internet con el culto al ego que es la vida literaria y admitir un error o dar un paso atrás es visto como una debilidad. Sanin alegó por todos los medios que no quería decir eso, que la traducción estaba mal y punto, que ella tenía razón, siempre, en eso y en todo.

Y vino el bloqueo. La imposición de silencio: Usted no está de acuerdo conmigo o puso en evidencia mi error. Usted se calla la jeta. Que nadie lo escuche en mis alrededores. Carolina Sanín se había comportado como el caricaturista aquel. Como Uribe cuando está de malas pulgas.

Parte III

La violencia de silenciar

Es poco frecuente que los debates en internet terminen en un gesto tan violento como el silencio forzado del contradictor. muchos intelectuales/escritores/líderesdeopinión/interesantesinternatuas claro, se puede discutir, no con el objetivo de llegar a un consenso, sino para poner a prueba nuestras propias convicciones, no hay debate perdido si no termina en  insultos. Con A.H. hemos discutido muchas veces en internet por razones políticas. Para él yo no veo las fallas de la izquierda. Con S.S hemos discutido muchas veces porque para mí él no ve las fallas de la izquierda. Nunca nos hemos insultado, nunca hemos puesto en peligro un próximo café no virtual. Nunca hemos ejercido la violencia simbólica de callarle la jeta al otro.

Internet, además de ser un método genial de encontrar desnudos artísticos, de decir que está temblando cuando está temblando y subir fotos de gatos y bebés, es una inmensa asamblea en la que uno encuentra todo tipo de opiniones y gracias a la cual, por primera vez en la historia, podemos darnos cuenta que es imposible que alguien esté de acuerdo con TODAS Y CADA UNA de nuestras ideas. Una persona puede ser izquierdista, pro-choice, vegetariana, libertina y feminista, pero no reconocer  la importancia de Nirvana y Pearl Jam en la música del siglo XX. O ser  poliamorosa, antiracista, rockera , antitaurina y cinéfila, pero al mismo tiempo detestar el chocoramo. Nadie es perfecto porque nadie es igual a nosotros. La civilización consiste en no detestarlo por eso.

Creo que mi rabia contra V. , el insigne caricaturista, era porque yo veía el bloqueo no como un “cállese la jeta” sino como una manotazo para que me la callara. Con Sanín más que rabia es decepción, porque coincidimos en un montón de posturas, pero aunque yo sea animalista, feminista radical, vegetariano y pacifista como ella aunque le haya dicho que me han gustado varios de sus cuentos publicados y por ratos me haga reir su “Escucha y la verdad”, era necesario que además estuviera de acuerdo con ella en la traducción de un gerundio. Qué mal que una voz tan necesaria como la suya recurra a aplastar una disidencia tan mínima, que mal porque no sólo me perderé sus posts que siempre son como microcolumnas y la oportunidad de darlas a conocer sino porque con ese gesto le ha dado la razón a muchos de quienes la atacan.

Como bastó que una sola vez estuviera en desacuerdo con ella para que me borrara de la lista de las personas que pueden apoyar o contradecir lo que dice, yo no puedo hacer otra cosa que ponerla en la lista de las personas que no quieren tener lectores sino fans, que no quieren escuchar opiniones sino cumplidos.

Sin rencores, Sanín, por aquí espero el desbloqueo y el debate y el café virtual en esta mesa gigante que es la red en la que todos deberíamos poder hablar sin darle puños a la mesa. Si es posible invitemos a V., el caricaturista que tanto se te parece en temperamento e intolerancia.

22 pensamientos en “¿En qué se parecen Aleida, Carolina Sanín y Álvaro Uribe?

  1. a lo bien, comparar a alguien con uribe porque le contestan los comentarios capsciosos en facebook y/o les bloquean es una majadería que se esta volviendo moda. A mi me pasa casi a diario y ni soy intelectual, ni soy personaje publico y no soy una feminista burguesa (porque ahora la crítica decolonial que lleva por lo menos medio siglo tratando de abrirse paso en la academía de repente se volvio el caballito de troya para joder a gente como Sanín, que claro que es pequeño-burguesa -sería el termino marxista preciso- pero no es por eso que les jode tanto lo que dice… )

  2. Dice que no va a pelear y se la pasa peleando. Sé que la tiene casada con la gente de las dos orillas, porque los del espectador y el tiempo no soportan competencia y verdadero periodismo ciudadano.

  3. Yo quiero ser Carolina Sanín cuando sea grande, y quiero mucho a Ricardo. Y pienso, también, que cada uno bloquea a quien se le da la puta gana por la razón que sea. Yo lo hago a diario, es mi derecho. FIN.

    • lambona tenga caracter!!! ustedes todos son el mismo circuluito intelectualoide bogotanao que juega a pelear para conquistar mas lectores incautos seguro que abdallah el sirio y crolina sanin se ponen a beber y usted se une que es de la misma rosquita de gomelos uniandinos se rien de todos los guevones que leen esta amricada

  4. Hoy «peleando» y mañana esos dos se van a emborrachar en la zona T luego de salir de un coctél con los de Arcadia y todo el mundillo literario. No sean guevones, lean vainas que valgan la pena y no a ese parchecito de rolos rancios (así tengo apellidos ‘raros’) que siempre se han adueñado de la cultura y no dejan espacio para las publicaciones alternativas.

  5. Por aquí el post original

    (yo estoy bloqueado, pero puedo verlo si no inicio sesión)

    Y por aquí la respuesta que da Sanín:

    «Qué raro. El autor de ese blog, que parece creer que se necesita una gran erudición para saber que Beckett escribió la obra en francés, o que se trata de un dato misterioso (cuando es algo que sabemos todos los que vivimos de enseñar literatura), ignora que fue el mismo Beckett quien tradujo su obra al inglés, con lo cual el original de la obra es la versión francesa y también la versión inglesa. Además, el título en español está igualmente mal traducido si se traduce del inglés o del francés: lo que yo critico es la traducción al español, no el título del francés, de modo que nada tiene que ver de qué lengua esté traducido con que se cometa o no un error gramatical en la lengua a la que está traducido (como sabe cualquiera que haya trabajado como traductor, o como escritor, o como sabe cualquier lector consciente). En todo caso, el blog está correctamente escrito, por lo que pude ver por encima, y todo el mundo está en su derecho de tratar de llamar la atención como mejor le parezca. Por otra parte, siento mucho si al autor le causa tristeza y rabia que yo lo haya bloqueado de mi facebook, pero no sabía que en este facebook tuviera que tener a todo el que quiera estar, o que ser mi «amigo» en facebook fuera uno de sus derechos constitucionales. Yo no conozco a ese señor, y que yo sepa, no estoy obligada a tenerlo entre mis contactos. Estoy en todo mi derecho de bloquear a quien me agreda y me ofenda (o a quien se me dé la gana, por la razón que me dé la gana: el muro de alguien no es el espacio público; si lo fuera, alguien podría demandar a otro por impedirle el paso).»

  6. Carolina Sanín es una feminista histérica y Ricardo Abdahllah es un feminsita histérico que se la pasa escribiendo sobre sus «amiguis» las Femen de París con quienes supe ha salido a empelotarse en fiestas de dudosa reputación feministas BDSM , algún día terminarán mechoniándose por el suelo todos, o mejor dicho todas, locotas.

  7. Creo que no existen reglas establecidas sobre esos temas de redes. Si en la vida real uno la pasa muy mal con alguien (por las razones que sea), no vuelve a salir con esa persona, ¿en redes es necesario aguantar todo lo que otro quiera decir -sin importar que sea de buena o mala manera-? Las herramientas de bloquear, silenciar, dejar de seguir y eliminar de amigos existen para que uno las use como mejor se sienta. Al principio yo pensaba lo mismo de todos los que me han bloqueado, pero ahora pienso que están en todo su derecho, qué pereza levantarse y leer a las personas que uno no quiere porque le toca.

    • Lógico, uno no se va aguantar a alguien que lo acose o lo insulte, pero creo que Sanín asume que hay posts privados (cuando uno habla de su vida) y públicos (cuando emite opiniones). Sanin usa su Facebook como plataforma pública y bloquear a alguien que diverge de opinión con ella me parece de mal gusto porque es una forma de censura. Contigo hemos discutido «en línea» en varias ocasiones y no por eso hemos llegado a callarnos de un manazo. En lo personal, no bloqueo a nadie. tal vez bloquearía a alguien que se metiera con mi familia o utilizara los comentarios para hacer publicidad o algo así, pero no a alguien que disientiera y menos, como pasó en este caso, que me hubiera hecho caer en un error.

  8. Carolina Sanín es la típica pseudointelectual que en cada comentario deja tácitamente la idea de que ella sabe mucho y la gran mayoría del resto de la humanidad es ignara y vulgar. Pobre boba.

    • La cultura y el debate son importantes, por supuesto, pero creo que estaremos de acuerdo en que escuchar a un campesino viejo es mucho más interesante que pararle bolas al twittero intelectualoide promedio.

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