Crónicas y Reportajes/Periodismo

Macron, la promesa de unidad para Francia y Europa

Faltaban apenas dos minutos para las ocho de la noche y los simpatizantes de Emmanuel Macron continuaban entrando a la Gran Plaza del Museo del Louvre, corriendo como quien quiere quedar en la primera fila de un concierto.

A pesar de su edad, 39 años, Macron es más un niño genio que una estrella de rock. Ex ministro de Finanzas, casado con su profesora de colegio —que ha sido la única mujer en la vida de un hombre que desde la adolescencia prefirió las bibliotecas a la rumba— esta noche se ha convertido en el presidente mas joven de la historia de Francia.

En el restaurante del Bosque de Vincennes, en el que la rival de Macron, Marine Le Pen preparaba su propia velada electoral, el ambiente era fúnebre. Tanto así que los periodistas de varios medios franceses fueron rechazados a la entrada. En solidaridad con sus colegas, medios como Le Monde, Rue 89 y Liberation decidieron boicotear el cubrimiento del evento del Frente Nacional. Apenas pasadas las ocho, Le Pen, en un discurso de tres minutos, reconoció su derrota.

En su alocución, llamó la atención cuando dijo que el Frente Nacional, de extrema derecha, debe someterse a una transformación sin precedentes: “El Frente Nacional debe renovarse profundamente para estar a la altura de la oportunidad histórica y satisfacer las expectativas del pueblo francés. Propondré iniciar esta transformación de nuestro movimiento para hacer una nueva fuerza política”.

El porcentaje de Le Pen, el mas alto en la historia de la ultraderecha francesa, no le bastó para remontar la victoria de Macron en la primera vuelta ni su desempeño en el debate televisado, en el que incluso sus admiradores reconocieron que se extendió en temas como la lucha contra la inmigración, dejando de lado las propuestas para el pueblo francés.

También la abstención tuvo una cifra récord. A diferencia de cinco años atrás, cuando se esperaba que Hollande marcara una ruptura con los gobiernos de derecha de Chirac y Sarkozy, el sentimiento de esta noche es más bien de tranquila resignación: si Francia evitó la llegada de un partido xenofóbico al poder y Europa a la mujer que había prometido darle la estocada final a la Unión Europea, el liberalismo de Macron no acaba de convencer a la izquierda francesa.

Por supuesto, a nadie le importa eso en la Plaza del Louvre y la fiesta, animada por la música del grupo africano Magic System, que comenzó desde el momento mismo en el que las pantallas gigantes instaladas junto a la emblemática pirámide del museo comenzaron a brillar.

“Es una victoria para mis hermanos de orígenes africanos. Y una prueba de que el pueblo francés sigue siendo solidario” dice Yann, un franco-congolés. Agrega: ‘Llevo treinta años aquí y la única vez que he celebrado una victoria política fue cuando ganó Obama. Para mí Macron es como un Obama blanco”.

Un llamado a la unidad

Como preludio para su discurso, Macron escogió el himno de la alegría: “Esa música y la pirámide lo dicen todo. Cultura y hermandad” dice Hakim, un ciudadano conmovido por el momento.

El discurso está marcado por una invitación a la tolerancia, incluso hacia los simpatizantes del Frente Nacional . “Yo los entiendo y voy a dedicar los cinco años de mi gobierno a todos los franceses para que nadie nunca más se sienta tentado a votar por el extremismo”.

Tras evaluar el discurso, el economista Gilles Moec, jefe europeo de Bank of America Merrill Lynch, señaló que no será fácil que el nuevo presidente implemente algunas de sus reformas, que incluyen reducciones de puestos de trabajo en el sector público. “Macron está prometiendo una aproximación gradual, cuyo éxito dependerá de negociaciones con los sindicatos”.

“Entiendo la estrategia, pero no va a generar resultados inmediatos. Tomará tiempo para asentarse”, agregó. Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, felicitó por teléfono al futuro presidente francés. Teniendo en cuenta todas las llamadas de felicitaciones que recibió, Merkel aseguró que el apoyo que ha recibido Macron demuestra la “clara adhesión” del electoral francés a Europa.

Según explicó el Gobierno alemán en un comunicado, Merkel elogió la apuesta que el candidato hizo durante la campaña por “una Unión Europea unida y abierta al mundo”.

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Según las últimas encuestas, Macron puede alcanzar 24 escaños en la Asamblea Nacional, muchos menos de los que necesita para gobernar sin los partidos tradicionales a los que por ahora cree haber derrotado.

Philippe Mabille, analista político del diario La Tribune, asegura que el principal enemigo de Macron seguirá siendo marine Le Pen. “ Las barreras que han detenido una llegada al poder del Frente Nacional funcionaron de nuevo, pero Le Pen tuvo un porcentaje que no es nada despreciable y de no ser por su mal debate televisivo podría haber obtenido muchos más votos”.

Mabille agrega que “más que una candidata derrotada ella se presentó como jefe de la oposición y al declararse líder de una ‘Alianza Patriótica y Republicana nos deja imaginar que ese será su tema de campaña para las legislativas y quizás el que usará en los próximos cinco años”.

Hace cinco años, François Hollande ganó las elecciones prometiendo una presidencia “normal”. Esa noche, la fiesta se extendió hasta las cinco de la madrugada con vino y bailes en las principales avenidas de París. Hoy, apenas media hora después de la medianoche, todo mundo camina tranquilo hacia la casa. Tal vez, ese será un reflejo de lo que les espera durante el gobierno de Macron: ponderación, cierta mesura y la esperanza de que cualquier extremismo no sea una amenaza, por lo menos en corto plazo.

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