Crónicas y Reportajes/Periodismo

La peligrosa ruta hacia adelante

publicado en EL ESPECTADOR

 

“Estamos borrando las cruces con respeto hacia ese símbolo, pero con temor de lo que puedan hacer las personas que hicieron esto”, dice el hombre que con gestos tranquilos limpia los muros de la moderna mezquita Sahaba, en el suburbio de Créteil. “No sé por qué usaron pintura roja. No quiero pensar que para que pareciera sangre”, continúa.

El caso es representativo de una ola de agresiones hacia los edificios dedicados al culto musulmán en varias ciudades de Francia. No sólo las mezquitas han sido víctimas: los medios reportan grafitis en almacenes de productos halal , jamones lanzados contra ese mismo tipo de establecimientos y al menos dos agresiones físicas que estarían relacionadas con la apariencia física de las víctimas.

Los actos, ocurridos en los días posteriores a los atentados que dejaron cerca de 120 víctimas, no sólo preocupan a los musulmanes practicantes, sino al conjunto de la sociedad francesa y serían un síntoma de una tendencia hacia el extremismo, que podría favorecer al Frente Nacional en las elecciones regionales que tendrán lugar los próximos 6 y 13 de diciembre y que podrían significar la coronación de Marine Le Pen como presidenta del consejo de la región Norte del país.

Sabiendo que las circunstancias juegan a su favor, Le Pen ha jugado la carta de la discreción y suspendido la campaña como la mayoría de sus adversarios. Sabe además que el control reforzado de las fronteras y la posibilidad de que quienes cometan actos terroristas pierdan la nacionalidad francesa han sido dos de sus propuestas recurrentes y ver a Hollande sacar todo el arsenal legal a su disposición para adoptarlas no puede verse más que como una concesión del presidente socialista a las ideas frontistas. Esto, a pesar de que la medida sea más bien simbólica. Primero, porque los musulmanes radicales no son sensibles a la idea de pertenecer a un “estado-nación” como Francia y en ese caso no tendría ningún efecto disuasivo, y segundo, porque sólo podría aplicarse a quienes tengan doble nacionalidad. Como Hollande lo señaló, “la idea no es crear apátridas”.

Pero no sólo Le Pen parece reforzada…

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