La justa medida en la experimentación, sin temores pero sin excesos, es el gran mérito de El Inmortal, porque a pesar de que las primeras páginas anuncian una lectura exigente, la narración encuentra rápidamente su ritmo sostenido, una pura vocación de avalancha, al punto que, gran indicador del éxito de una novela corta, el lector terminará por hacer todo lo posible para terminarla de una sola sentada. Sigue leyendo